|
Alquiler de piso
LA BÚSQUEDA DE PISO: UNA ODISEA
Buscar piso en Berlín puede resultar abrumador. Sobre todo cuando uno es extranjero, desconoce la lengua –esa gran barrera arquitectónica invisible- y en el procedimiento habitual, que sin diferir a gran escala respecto a otras grandes ciudades, existen ciertas consideraciones regionales que deben ser tenidas en cuenta. Hay que abrir mucho los ojos, sin perder de vista que abrir mucho los ojos no es realmente ver, ni entender todo lo que uno está percibiendo. La sensación de desesperanza y desilusión se adhiere a uno como la sarna. Para atenuar este estrés te damos algunos consejos que te ayudarán a agilizar trámites. Si alguien te dijo que encontrar piso en Berlín era fácil, sin duda, no era verdad.
Las herramientas
Los suplementos al uso que periódicos como Berliner Morgenpost o Tagespiegel ofrecen cada fin de semana, permiten el acceso a una terminable oferta de pisos para comprar o alquilar en los distintos barrios de Berlín. A veces ofrecen teléfonos de contacto de particulares o inmobiliaria mediante. Otras, citas puntuales y colectivas –es fácil coincidir con más de 30 personas en busca de lo mismo que tú- generalmente sábados y domingos -sin que las citas se pisen las unas a las otras- donde te irás cruzando con todos los aspirantes que ya te has encontrado anteriormente en otras viviendas disponibles. Esto puede suceder durante semanas e incluso meses si la búsqueda se prolonga más de lo deseado, cosa harto probable. Mata y entierra tu vida social durante algunos fines de semana.
¿Otro instrumento? www.inmobilienscout24.de, una inmobiliaria virtual que permite al usuario acceder a innumerables ofertas publicadas en la red. www.inmowelt.de también da acceso a un surtido de webs de idéntica índole. Y si se busca compartir piso las claves son www.wg-gesucht.de y
www.studenten-wg.de
Aunque estamos lejos de España, la picaresca también se estila en Berlín en según qué casos: cuidado con aquellas agencias que ofrecen un listado centenario de viviendas en alquiler por el módico precio de unos 200 euros aproximadamente. Esas listas suelen conducir a teléfonos donde nunca responde nadie, líneas a las que no corresponde ningún usuario o destinatarios desconocedores de que allí se alquile alguna vivienda. Detrás de la promesa de acceso a bases de datos de una inmobiliaria privada y a ofertas exclusivas y actualizadas semanalmente, se esconde un burdo y previsible engaño si uno es lo suficiente astuto para descubrirlo a tiempo: estos directorios también incluyen teléfonos de otras inmobiliarias, ofertas compartidas por otras inmobiliarias, números inexistentes.
Es una propuesta que siempre se debe desestimar por muy desesperado que uno se encuentre, o al borde de un plazo que culmina. Si hemos caído en esta malintencionada trampa ponzoñosa, una vez superado lo mal que sienta que a uno le tomen el pelo, no queda otra que continuar la búsqueda con 200 euros menos en la cartera.
Durante la toma de contacto, es fácil encontrarse con que a uno le cuelguen el teléfono al detectar un acento extranjero o que vivas en tus carnes relaciones de preferencia que casi siempre favorecen a alemanes. Sin embargo el clasismo traspasa fronteras universales: si tienes dinero, probablemente no tendrás nada de lo que preocuparte.
WBS: la alternativa. Se trata de una agencia estatal que permite el acceso a inmuebles en alquiler gestionados por el estado. Para acceder a ellos es necesario poseer un certificado: Wohberechtigungschein. Éste debe acreditar que su poseedor no cotiza más de 16 mil euros anuales. El precio de estas viviendas resulta verdaderamente asequible. Cuando se busca piso en internet, muchas ofertas muestran el distintivo WBS; entonces ya sabremos a lo que nos atenemos si queremos acceder a ellas. Dispone de oficinas en cada distrito.
La cita
Es lo más parecido a un casting, tanto para alquilar una casa como para adquirir una habitación en piso compartido. Y no precisamente por que se congreguen allí un surtido de modelos. Una suerte de gymkhana en la que sobreviven los más fuertes, esto es, los mejor situados económicamente. Si lo que se persigue es compartir piso, es habitual pasar varias rondas de entrevistas organizadas por los futuros compañeros que seleccionan minuciosamente a su candidato finalista. Cumplimentar cuestionarios cuya función es averiguar hábitos es ya considerada una práctica tradicional: si el candidato fuma, si es vegetariano, si sale demasiado por la noche, si se levanta tarde o temprano, si consume drogas, si se decanta por una música, aficiones o manías compatibles a las del resto.
Los requisitos
Para optar a la candidatura de una vivienda en alquiler se debe poseer un contrato de 40 horas semanales en puesto de trabajo fijo, ganar unos 1000 euros netos al mes como mínimo, poseer un avalista alemán, un certificado que atestigüe que el candidato queda libre de deudas con la anterior administradora de su última finca y otro informe de que no se forma parte de la temible Schufa, equivalente alemán para lista de morosos y deudores. Esto es lo frecuente sin descartarse otros requerimientos. ¿Elemental? Una solvencia que permita a cada futuro inquilino por sí mismo pagar la totalidad del alquiler si los otros miembros renunciaran al pago o se vieran impedidos a ello. En estos casos se vuelve imprescindible el selbstschuldnerische Mietbürgschaft, una especie de contrato que compromete a un tercero (generalmente, los padres) a hacerse cargo de los gastos en el caso de que los inquilinos reales no puedan. Ciertas inmobiliarias exigen que ese tercero sea alemán, lo que sin duda complica las operaciones. Por supuesto, hay excepciones.
Los precios
Berlín ostenta uno de los mercados inmobiliarios más flexibles, atractivos y baratos de Europa. En Berlín se puede comprar una vivienda en pleno centro por el precio en el que en otra capital europea apenas daría para un garaje. Algo que no ocurre en Hamburgo, Munich o Frankfurt, debemos matizar. Todo quede relegado a la dicotomía este-oeste: los precios siempre son más bajos en el este. Si se quiere comprar, 1000 euros es lo que vale el metro cuadrado. En cuanto a alquilar, los 100m2 rondan los 600 euros al mes, dependiendo del barrio y de las propiedades de la casa. No resulta difícil encontrar una vivienda de entre 40-60m2 para una persona en torno a los 300-400 euros mensuales.
Las condiciones
Habitualmente, al firmar un contrato se ha de pagar la primera mensualidad (Warmmiete, total mensual que incluye el alquiler y los costes adicionales –Nebenkosten-: comunidad, consumo de agua caliente y calefacción), 3 mensualidades por el valor Kaltmiete en concepto de fianza (esto es, el alquiler menos los costes adicionales). Es lo que se denomina Kaution, en cristiano, fianza. Y la Provision es la comisión no retornable que se apoquina a la inmobiliaria -si existiera- por sus labores de intermediaria. En definitiva: un buen fajo de billetes que situaremos entre los 1000 y 1500 euros.
El vocabulario
¿Lo primordial? Warmmiete, Kaltmiete, Kaution, Provision, aclarados previamente. Muchos anuncios juegan al engaño facilitando una cantidad baja en concepto de alquiler ocultando que se trata de Kaltmiete en lugar de Warmmiete. Erdgeschoss, por ejemplo, es un término biensonante que en realidad encubre una planta baja a pie de calle donde los transeúntes podrían acodarse y hasta beberse una cerveza apoyados en el alfeizar de la ventana de tu cuarto sin atrevernos a insinuar lo que podría estar pasando dentro. Durchgangzimmer, término atractivo que descubre una habitación que da acceso a otra, a todas luces casa inhabitable por varios miembros dada la incomodidad del asunto. Maisonette, aunque suena a majestuosa mansión, se trata de un dúplex. Claro que en muchas ocasiones todos esos términos vienen abreviados en los anuncios clasificados de los periódicos.
Cuídate de los términos saniert o renoviert, que suelen acompañarse de un elevado precio en el coste del alquiler. Generalmente, las casas están completamente vacías, sin amueblar, y sin conexión general a la red eléctrica, cosa que tendrás que contratar por ti mismo, si consigues llegar a la –a veces inalcanzable- firma del contrato. Incluso sin cocinas equipadas ni bombillas, ni siquiera casquillos en el techo. Si tienes suerte, las ventanas serán de doble cristal inhibidoras de la marabunta exterior y tu contrato contemplará el uso de un trastero en el Keller (sótano). El Hausmeister equivale a una mezcla entre el presidente de la comunidad y el portero, generalmente un cascarrabias intransigente con el que es imposible dialogar y casi siempre –gustosamente- pelear verbalmente. WG (Wohn-Gemeinschaft), abreviatura de algo tan complicado que en realidad es compartir piso, fácil al final. Se suele decir ‘vivo en una W-G’ (pronunciado ‘ve-gué’).
Los entresijos del contrato
En un contrato alemán no hace falta que la letra sea pequeña para ocultar grandes revelaciones. Lo más usual es encontrarse en una de las cláusulas con que no subirá la renta, pero misteriosamente lo hace cada final de año, como bien anuncia el contenido del sobre color marrón que puntualmente hace llegar a tu buzón la Haus Verwaltung, casa administradora de tu finca. Y en el mismo sobre también al final de año, un ajuste de los gastos adicionales (Nebenkosten): si te has pasado con el consumo de la calefacción o de agua caliente, ten por seguro que esas navidades muchos de tus allegados se quedarán sin regalo y tú sin fiestas interminables, por dejarlo en una apreciación light. Nada de mascotas en la mayoría de los casos. ¿O deberíamos decir casas? No se debe pagar más tarde del día 3 de cada mes si no se quiere abonar un suplemento por incumplimiento de contrato de unos 20 euros. Y otras cosas con importancia que uno descubre a golpe de susto y de diccionario.
Es obligatorio dejar la casa avisando con 3 meses de antelación y como se encontró el primer día. En teoría, limpia (casi nunca lo está dada la evidente celebración de la gran fiesta de despedida), recién pintada y en buen estado, requisito indispensable para que la Kaution regrese a tus manos, cosa que por otra parte casi nunca sucede: prepárate para rebatir cualquier pretexto que a todas luces no podrás probar ni resistir en contra de tu Haus Verwaltung. Son expertos en encontrar una baldosa rota, una grieta en la bañera, un horno calcinado, unos agujeros mal tapados en la pared, una ventana que cierra mal, un pomo de una puerta que está medio suelto, un grifo que gotea, o la madera del suelo excesivamente maltratada y con agujeritos de tacón, por mucho que te esmeres en ocultarlo hasta con trucos de manual para expertos en bricolaje. Puede que todo eso ya estuviera allí antes de tu llegada, pero ¿acaso, puedes probarlo?
Las llaves
¡La casa es tuya! Y esto no ha sido precisamente el premio final de un concurso televisado, ni el final feliz de un cuento para adultos, sino más bien un proceso complejo –a mí me costó 3 meses, a gente con suerte que conozco les costó 2- todavía no concebido a prueba de ataque de nervios. Has de recordar, si todavía no lo sabes, que la llave del edificio –que generalmente abre las cerraduras del edificio y del Keller-, no se puede copiar en un establecimiento habitual destinado a menesteres tales. Se trata de una llave especial que se debe comprar en la administradora de la finca, o que requiere de un certificado especial o autorización para llevar la clonación –dada la importancia- a cabo. Cada unidad viene a costar unos 25 euros. Te la colgarás al cuello con tal de no perderla. Y si tienes sentido del humor, sin duda conseguirás convertir todo este asunto en una anécdota formidable.
ATENCIÓN!: No te olvides de nuestro foro donde seguro hay gente con tus mismos intereses.
Hoy han habido 18 visitantes (24 clics a subpáginas) ¡En esta página!
|
|